lunes, 26 de octubre de 2009

De Valladolid y otros (ligeros) triunfos

Solo tengo una copa. De pequeño reserve un estante entero encima de mi cama, para obtener trofeos, pero solo tengo una copa. Todo lo demás estaba vació, hasta que de adolescente decidí que dado a no ganar nada, preferiría rellenar ese estante con recuerdo de viajes (que de alguna manera tambien son triunfos) Pero lo más curioso de todas está historia es que la dichosa copa no fue por ser primer, sino por ser segundo. Pero sino hubiera sido segundo no habría copa. Me explico.

Como todo buen hijo de emigrante, tengo un pueblo. Como buen niño de extrarradio, pasaba los veranos en ese bonito pueblo. Como todos los bonitos pueblos para los veranos allí para los niños son aburridos. Así que cuando aquel año la comisión de festejos decidió crear unas especie de olimpiadas para niños, yo me apunte a la gymkana, a las carreras y todo aquello que pudiera subir en plenas fiestas a recoger una copa. Yo baraje mis posibilidades y deduje que mi mejor opción iba la natación, no por mi gran capacidad acuatica, sino porque era de los pocos niños de mi edad que sabía nadar.

Así que allí me presente y en la linea de salida me encontre con otros tantos niños de extrarradio igual de aburrido que yo, y con una niña del pueblo. Cuando dieron la señal, todos nos tiramos al agua y quedo claro que ninguno eramos Jhonny Weismuller. Yo en vez de ir recto, me dedique a ir haciendo zic-zac, con la consecuente perdida de tiempo en levantar la cabeza y decidir donde estaba la linea de llegada. Aun y así mi actuacion podia considerarse digna comparada con la chica del pueblo, tuvo que poner el pie en tierra para no ahogarse, tomar aire y reanudar el camino para llegar la última. Yo llegue segundo y el único chico que decidió ir recto todo el rato, llego primero. Aunque no había ganado, estaba muy contento, porque el segundo tambien recibía una copa.

De modo que el día grande de las fiestas, yo estaba como loco porque la dichosa orquesta hiciese ya un descanso y por fin me nombraran delante del pueblo. Creo que en el fondo de mi albergaba la fantasia de que al bajar, sería un chico famoso en el pueblo y se acabarían los veranos aburrido (Cosa que no sucedió, obviamente). Poco después de las doce informaron que los ganadores de copa subieran a la parte derecha de la iglesia, una zona en penumbra desde la que se podía acceder al escenario. Allí me encontre con el chico que decidió nadar recto y, como buen participante, le di la enhorabuena. Empezaron a nombrar a gente y más gente y a mí aquello se me hacía insoportable. Así hasta que empezaron a nombrar los ganadores de natación. No sé porque pero cuando dijeron mi nombre me entraron ganas de mear. Subi y un fogonazo me deslumbró, no veía absolutamente nada, así que como pude tome mi premio y volví por el camino. No había sido como soñaba, pero estaba contento. Para mi sorpresa, lo primero que vi al recuperar la visión fue al niño que nadaba recto. Y digo para mi sorpresa porque a mi espalda estaban anunciando el ganador de natación. Al darme la vuelta pude ver a la chica del pueblo que casi se ahoga recogiendo la copa como ganadora. Aquello me indigno sobremanera, intente que el chico reclamara o hiciera algo, pero como buen chico de extrarradio el niño que nadaba recto paso de meterse en lio y problablemente a estas horas de la vida habrá olvidado este episodio.

Yo por mi parte estuve indignado cinco minutos y luego decidí celebrar lo mio, aun pensando que aquello tenía un profundo significado. Casi veinte años después aun no lo he encontrado, pero cada vez tengo más claro que lo tiene. Todo esto viene porque hace una semana en un concurso/festival llamado Off Valladolid, que consistia en rodar en grupo un corto en 24 horas, nustro grupo fue el ganador y este jueves estrenamos el corto por segundo año consecutivo en Seminci. Creo que es la primera vez que gano algo, pero para ironico final, como era el primer año del concurso a nadie se le ocurrio comprar una copa o estatuilla. Así que pese a que gané, no tengo nada que poner en mi estante de premios. Ya lo decía, ironico final.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Para aquel que quiera ver "A cara o cruz"

Pues eso que dejo un enlace del corto en el que fui guionista

A cara o Cruz

domingo, 6 de septiembre de 2009

Dialogo del Miedo

"¿Qué es ser bueno? Ser bueno es ser valiente"
Nietzsche


Una mañana el Criado fue a levantar al Señor de la cama, pero al entrar en la habitación, se encontró la cama vacía.

- ¿Señor? - Pregunto el Criado algo temeroso
- Aquí estoy, chico - La voz salía de lado opuesto de la cama. Al rodearla, el criado descubrió al Señor tumbado en el suelo.

- ¿Se ha caído, Señor? - Dijo preocupado. el Criado.
- No, exactamente-

El criado se agacho para ayudarle a levantarse.

- Pero ¿Qué haces, chico?
- Ayudarle a levantarse, Señor.
- Y ¿Por qué? Yo no voy a levantarme
- Ah ¿no?
- No.

Y ambos se quedaron en silencio unos segundos.

- ¿Y por qué no?- Dijo el Criado
- Es que me he dado cuenta de que estar tumbado cansa menos que estar de pie.
- Y ¿no piensa levantarse nunca?
- No está entre mis planes, no.
- Y ¿si necesita algo?
- ¿Como qué? - Por primera vez el Señor pareció interesado.
- Como un vaso de agua.
- No...eso no me interesa. Quizá...
- ¿Qué?- El criado vio una oportunidad- ¿Qué es lo que quiere?
- Pues el libro que está allí, en la mesa- Los ojos del Señor se movieron en dirección a la mesa - Llevo un rato pensando que antes de tumbarme podía haberlo puesto a mi lado. Para pasar el tiempo ya sabe...
- Podría levantarse y cogerlo.
- Sí, y también podría levantarme, tropezarme y caer -Dijo el Señor seguro de tener la verdad.
- ¡Pero si ya está en el suelo! - Dijo fuera de si el criado.
- Ya, pero ahora no me duele nada.

El criado echo un basilisco, salió de la habitación dando un portazo. El Señor se quedo solo en su habitación sintiendo el frío del suelo. De pronto la puerta de la habitación se volvió a abrir. Era el criado

- Pero al menos, dígame- dijo enfurecido- ¿Por qué se ha tumbado en el suelo y no en la cama?
- Ah, que buena idea- dijo el Señor.

Entonces, con un movimiento ágil se levanto del suelo y se metió en la cama.

- Muchas gracias por la sugerencía - Dijo el Señor.

domingo, 30 de agosto de 2009

Sobre quien escribimos

Juan Rulfo escribió solo dos libros en su vida; una novela y una recopilación de cuentos. Solo con eso consiguió revolucionar por completo toda la literatura mexicana y casí la literatura mundial. Para que os hagaís una idea, un día le dijeron al joven García Marquéz; "¿Por qué no dejas esos libros antiguos y lees Pedro Paramo?" Dice Gabo que después de leerlo, supo lo que tenía que escribi el resto de su vida.

Después de publicar esos dos libros y convertirse en un icono, Juan Rulfo dejó de escribir. No volvió a decir nada más por escrito. Se quedo mudo. Mucha gente le preguntaba por qué de aquello. El tenía una argumento tan bueno que era imposible de rebatir "porque se murió el Tio Celerino, que era él que me contaba estas historias"

Su viejo tio borracho, el mentiroso como le llamaba él, murió y no tuvo nada mas que contar. O eso nos hizo creer, durante mucho tiempo hablo de un cuento que aun le quedaba por escribir "La muerte del tio Celerino", pero nunca lo escribió.

¿Por qué nos resulatara tan dificil escribir sobre la gente que tenemos a nuestro alrededor? Cuando este blog era famoso, hubo quien me pidió salir en él. Hubo quien me rogo salir en él. Y sin embargo yo fui tan alagan, tan mala persona, que no lo hice. Porque a los escritores nos gusta hablar de Juan Rulfo y de su tio Celerino, en vez de hablar sobre quien tenemos a nuestro lado, que es sobre lo que realmente tendriamos que escribir: Sobre quien nos soporta en nuestras noches feas, sobre los desayunos sin dormir, sobre los berridos que despiertan a los vecinos de cualquier ciudad del mundo en plena madrugada, sobre quien te encuentras "el libro" cuando lo necesitas o sobre "cuanto vale un palamerita, no en dinero, si no moralmente".

Pero saben una cosa, no hace falta escribir sobre esas cosas, porque sin quererlo, quien esta a tu lado se cuela entre la lineas de cada texto. Quiza por eso no escribimos directamente sobre ellos, porque al fin y al cabo ellos ya están. Sin ellos quizas no seguiría escribiendo, quiza este blog hubiera caido y quizá yo estaría estudiando una oposición. En fin que no sería feliz.

Así para todos aquellos que se sientan identificados con este post, felicidades.

Al resto, muchas gracias por participar.

viernes, 28 de agosto de 2009

viviendo en el primer acto

Para aquellos que seais neofitos en la teoria de la literatura o para aquellos que no sabeis como se cuenta un chiste. Un dia hace más de dos mil años, un tal aristoreles descubrío una cosa llamada unidad de acción, que venía a decir más o menos que toda historia se compone de tres actos, uno para presentar a los personajes, otro que plantea el conflicto de estos personajes y por último, uno para contar el desenlace de esos conflictos. Lo que todos aprendimos en la escuela como principio, nudo y desenlace.

¿Comprendido? Bueno pues continuemos con la historia.

Sucede que de un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que muchos de nosotros vivimos esperando el segundo acto. Estamos anclados en el primer acto. Sentados en nuestra casa esperamos que nos caiga en las manos el mapa del tesoro, que el principe azul nos invite al baile o simplemente que alguien abrá nuestro balcón y nos lleve volando muy lejos de aquí. Pero nada de eso pasa, el primer acto sigue y sigue.

Sin embargo, si algun día sacara al genio de la teoria de la literatura y pudiera pedirle un deseo, ni de broma pediría pasar al segundo acto. Yo querría un buen puñado de elipsis (saltos en el tiempo) ¿Que tiene de divertido en nuestra historia los paseos en el metro a las seis de la mañana, las cenas solatarias frente al televisor o los vasos de agua sin sed? Tendríamos que acabar con todo eso ya. Bueno en todos sitios menos en francia, que parece que les gusta eso.

Por lo demás, decir que Aristoteles era un cerdo, que la dejen de buscar la vacuna contra la gripe A y que alguien invente ya lo de la elipsis, que esta mañana es muy aburrida.

martes, 11 de agosto de 2009

La facilidad del escritor

Fue una pena que nadie lo registrara, pero entre los escritores es muy conocido su historia. Dice la leyenda que el primer escritor no fue como se cree ni Homero, ni un filisteo, ni mucho menos un rico. El primer escritor de la historia fue un campesino, un campesino fojucho y con cierto arte para salir de las situaciones más difíciles.

Una mañana de pleno julio, el calor era insoportable. Los campesinos apenas podian andar con el trigo al hombro, pero había que recoger la cosecha cuanto antes o se perdería. Así, a eso de las doce de la mañana, el campesino protagonista de nuestra historia, ya no podia dar ni un solo paso. Se mantenia en pie de mala gana y apenas veía lo que estaba frente a él. Lo que no le impidió ver una sombra, cerca de un arroyo. Sin pensarlo ni un segundo, se dirigió a la sombra y se sentó, apoyando su espalda en un árbol. Los otros campesinos al verle, bufaron de odio. Todos caminaron hacía él, con malas pulgas. Pero el campesino, agudizando su ingenio, tomo el papel donde apuntaba el trigo que recogía y miro al infinito. Al llegar, el resto de los campesinos le gritaron que se levantara y que siguiera con su trabajo, pero él les chistó. "¡Necesito silencio!" les dijo. El grupo de campesino se calló ante la seguridad del campesino. Unos segundos después, uno de ellos se atrevió a preguntarle para qué necesitaba el silencio. "Para escribir" contestó. Todos se quedaron inmoviles "Y eso ¿Para qué sirve?" Dijo uno de ellos. Loco de ira el campesino grito "¡Para ser inmortales, estupido!" Ninguno de ellos entendió lo que significaba aquello, pero lo dijo con tanta vehemencia, que pareció importante. Así que le dejaron allí en la sombra mientras el resto continuaba trabajando a más de cuarenta grados.

La leyenda cuenta que al final de la jornada, cuando todos volvian a sus casas, los campesinos le preguntaron qué había escrito. Pero él les dijo que no había escrito ni una sola linea. Los campesinos se extrañaron. Él les explico que se encotraba ante el tipico bloqueo de la página en blanco.

Esta historia se ha contado a largo de la historia y de todos los escritores del mundo y de ella se pueden estraer dos moralejas:

1.Si no quieres trabajar hazte escritor.

2.Y si no escribes ni una palabra, podrás estar más tiempo sin trabajar.

Así que ya lo sabeís, os he descubierto el maldito truco. Ni contadores de historias, ni hombres de letras, ni nada...somos todos unos vagos y farsantes. Bueno...casi todos. Por suerte para vosotros quedan aun escritores de verdad, que escriben porque lo necesitan o porque saben hacerlo muy bien. Como Guionista con Ray-Ban que hace unas horas anunciaba su adios del mundo blogger.

Larga vida y prosperidad Señor de las gafas oscuras.

Yo, por desgracias para ustedes, seguiré chupando del bote aun un tiempo más.

miércoles, 3 de junio de 2009

¿Quien busca a Wally?

El mundo se diferencia en dos tipos de personas, los que encuentra a Wally y los que pasan de buscarlo. Esto es un realidad absoluta que todos los niños saben y que va pasando de generación en generación. (Para quien no se acuerde, los libros de Wally eran esos donde un tio disfrazado del atleti, estaba escondido entre un maremagnun de personas) No sé si solo me pasaría a mi, pero cuando era pequeño, me llevaban los mil demonios cuando me sentaba con otro chico (claro, leer estos libros solos carece de sentido) abría el libro y a los tres segundos decía: "Esta aquí" y pasaba de página. Pero ¿a quien demonios le importaba donde estuviera Wally? Habian dibujado a un tipo que tenia un cangrejo agarrado a la entrepierna o una cleopatra comparando su nariz con la de pinocho o un viejo con chupa de cuero y su silla de ruedas harley daivison. ¿Cómo se podía fijar solo ese tipo gafotas, que te saludaba siempre con la misma mano, una y otra vez?

Años después, creo que es la metafora perfecta de mi vida. Mientras la gente ha encontrado a Wally, yo sigo perdido en la primera página, mirando a los tipos con cangrejos. Pero entonces me pregunto ¿Qué demonios hay al final del libro para que la gente tenga tanta prisa? Quizá me convendría intentar averiguarlo, pero les digo una cosa, me encuentro muy tan a gusto en la primera página....

lunes, 25 de mayo de 2009

"La capacidad del cerebro humano es finita, no así las oraciones que puede generar e interpretar"

Esta frase es una de los descubrimientos más apasionantes del siglo pasado. Algo así como el E=mc2, pero en versión lingüística. Dinamito todos lo estudios escritos hasta el momento y dio paso a una verdadera revolución. Pero siempre que escucho esta frase en vez de pensar en teoría del lengua o filosofía del lenguaje, me da por pensar en dos escritores.

Dos escritores separados por miles de kilometros, pero que utilizan la misma lengua. Cada uno, en su país, tienen la misma idea; una novela sobre la guerra, pongamos por ejemplo. Ambos se ponen frente al papel en blanco y comienzan a escribir. Los dos lo hacen exactamente con las mismas palabras. Utilizan las mismas oraciones, los mismos dialgos, los mismos nombres para sus personajes. Todo igual. Como si se tratase de una obra calcada. Un día, por casualidad, descubren la obra del otro escritor y se dan cuenta de que han escrito la misma obra.

Si esto fuera una comedia, los dos se presentarían ante un juez alegando su autenticidad. Así hasta que el juez diría con gracia: "Pero que más le da, si el único ejemplar que vendieron fue el que compró el otro" Si lo hubiera escrito Kafka, todo sería angustia y oscuridad.

Pero qué sentiría yo en la realidad si un día encuentro algo idéntico a lo que he escrito yo. Sin duda curiosidad, total curiosidad por conocer a mi doble, al que usurpa mis palabras o quien se las usurpo yo.

Mientras tanto me mantengo con la idea, de como teniendo tantas palabras a mi alrededor, siempre me trabo escribiéndolas.

jueves, 14 de mayo de 2009

Contrarestar la obligación

Tengo que confesarlo y de verdad que me duele en el corazón, pero me aburre leer el Quijote. Creo que es un libro magnifico, me encantan sus personajes y está escrito como ningun otro libro. Pero cada vez que empiezo una página, me entra la somnolencia. Esto, por desgracia, no es culpa del señor Cervantes sino del sistema educativo que me obligo a leerlo por primera vez con 15 años. En cada parrafo están las eternas tardes leyendo bajo el flexo de mi habitación. Y es que no hay mejor forma de joder un buen libro, que obligandote a leerlo. Uno no puede leer contando las páginas que le quedan para llegar al final. Es como estar preso en una carcel de oro.

Pero esto, que supongo que nos ha pasado a todos, tiene su enves, su vuelta de hoja. Hay libros que sin ser los mejores que hemos leido, pasan a estar entre nuestros libros favoritos por hechos que nada tienen que ver con lo que un día el autor escribió. Esos libros pertenecen a nosotros por las mismas razones por las que odiamos a los libros obligatorios. Por ahora solo he descubierto dos formas de encontrar ese tipo de libros.

Una es por medio de otra persona. Cuando alguien nos regala un libro que le gusta, lo leemos de otra forma. Lo devoramos intentado ver en el libro a la otra persona. Creo que era Kundera el que decia algo así como "cuando dos personas leen el mismo libro, forman una alianza a traves de cada palabra" Y esa alianza, nos da algo más de lo que el libro nos ofrece.

La otra forma, es mucho más trabajosa. Se trata de la casualidad. A veces por medio de las maneras más disparatadas llega hasta nuestras manos un libro desconocido, del que nunca nadie ha oido hablar. Entonces lo lees y resulta que es bueno, muy bueno. Entonces resulta que ese buen resultado se multiplica, porque ese libro solo lo conoces tú. Es tu descubrimiento, tu America particular. Entonces decides darle voz y mostrarselo a otros, pero con la idea de que ese libro, por mucho que lo lean otros es tuyo.

Yo, para mi suerte, esta semana he encontrado dos libros así, uno con alianza y el otro totalmente perdido en el polvo de una biblioteca. Así que creo que no pierdo más el tiempo y me voy a leer.

jueves, 2 de abril de 2009

Los discos del Alcampo

Una vez un profesor, al que no tengo mucho apreció, vió un película sobre la mesa de mi compañero. Le pregunto que si la había visto, este le respondió que no. Y entonces cogió la pelicula entre sus manos y como si recordara algo de otro tiempo, solto: Voy a decirte lo mismo que mi dijo mi abuelo cuando me vio abrir la primera página de La isla del Tesoro: "Qué suerte tienes"

Y es que las primeras veces, culturalmente hablando, son imborrables. Uno las elige sin mucha lógica por las portada o por el nombre, y sin embargo esa elección casi por azar, tiene un peso brutal en todo lo que leamos/escuchemos/veamos en el resto de nuestras vidas. Aunque, ese reconocimiento, solo podemos darlo muchos años después, cuando nos encotramos casualmente con aquello que hace millones de años nos hizo disfrutar. Es entonces cuando entendemos el verdadero valor que tuvo en su momento.

En mi caso la razón fue tan casual como puede ser la de cualquier otro. Obedecía aun sencillo hecho: el dinero. Discos en Oferta, Mil pesetas. Y un estante, que en tiempos mejores sirvió para la ropa de saldo, lleno de CD´s sin colocación alguna ni sentido. Todo esto mientras señoras compraban a mi alrededor, costillas de cerdo o leche semidesnatada. Porque sobra decir que una oferta así, solo podía darse en un supermercado, en mi caso el Alcampo.

Bueno pues fue ahí, y no en una gran biblioteca o en una sala de conciertos escuchando a stravinsky. En ese Alcampo sucio y desgastado, donde los adolescentes robaban juegos para la gameboy, ahí fue donde empezo mi educación cultural. Me pasaba la tarde entera buzeando en aquel gran estante para encontrar el disco que verdaderamente valiera esas mil pesetas. Así descubrí que las cintas de Serrat que mi padre ponía una y otra vez en el coche, estaban bien, pero no le llegaban a la suela de los zapatos al "Pacto entre caballeros" que me hizo firmar Joaquin Sabina. Tambien aprendí que aunque no entendía ni papa de Inglés, estaba seguro que lo que decía Bob Dylan debía ser asombroso. Incluso me hice moderno y aprendí lo que era el Brit Pop.

Ya saben que uno nunca sabe donde puede surgir el amor, pero quien me iba a decir que yo me enamoria en un supermercado.

Por si alguien tiene curiosidad, la película que tenía mi compañero en la mesa era "Charada"

miércoles, 1 de abril de 2009

Noche Notodo

Esta noche se reparten los premios notodo, entre ellos se encuentran uno amiguetes que se han ganado estar nominados (a mi modo de ver, para más premios que solo para el de mejor actor)así que os dejo un enlace para que lo veais, aunque no sé porque no hice esto en el momento de votar.

Sin duda este corto reafirma mi idea de que el imperio nunca ganará...y menos a un español.

Mucho suerte y que jameson reparta suerte.

martes, 24 de marzo de 2009

Compartir libros

"Oye, me encanta tu libro...¿Puedo decirte una cosa? Bese a mi mujer por primera vez leyendolo" Ójala oyera decir esto a alguien, mientras firma Antonio Gala en las casetas de la feria del Libro. Porque así podía romper toda la teoría que voy a desarrolar ahora.

Los libros son masturbatorios, solo pueden ser disfrutados por uno. Nadie recuerda que mientras leía "Cien años de soledad" hablase por primera vez con esa chica o discutiese con su madre por la carrera que quería hacer. Mientras lees "Cien años de soledad" solo lees "Cien años de Soledad".

Pobres libros, seguro que tienen envidia de las otras artes más dadas a poder ser simultaneas como la música o el cine. Seguro que a las novelas y relatos les repatea el alma cuando oyen la famosa frase "Esta canción me trae miles de recuerdos. Sonaba cuando..." o "Aquella pélicula, le tengo mucho cariño, porque la vi en el Avenida con..." Sin duda estas artes ganan por todo lo que es extrartistico, por lo que las rodea en el momento de disfurtar de ellas.

Hasta hace poco pensaba que la única forma de que un libro ganara por el contexto, era que ese libro fuera regalado por alguien especial. Como diría Cortazar, no se nos regala un libro, nosotros somos regalados a ese libro. Es un poco como si nos dejarán entrar en el mundo de esa persona y eso...pues da más placer.

Pero suele pasar que la gente decide llevarme la contraría. El otro día alguien me contó como se puede compartir un libro. Como uno puede decir "Me acuerdo de este parrafo, porque me miraste y luego me besaste por primera vez" El misterio, no tiene tal: Se llama leer en alto.Uno lee y el otro escucha. Se que suena perezoso y algo cansado, pero ¿por qué no? Los únicos libros que me gustaban en mi infancia eran aquellos que me leía mi padre antes de acostarme. Quizá no fueran los mejores, pero yo aun los guardo en estantería sobre mi cama. Será por algo, ¿no?

Así que ya sabeís, si a alguien le apetece que pruebe y que nos lo cuente.

martes, 17 de marzo de 2009

Leer de atrás a'lante

No sé si lo hice o no, pero un día, en este mismo blog, quise hablarles de la bendita mania empezar a leer los periodicos por la última pagina, la de televisión. Desde lo menos importante a los más importante. Este gesto es sin duda un marca de lector de periodicos. Pues bien, resulta que dentro de poco va a dejar de existir. Nadie podrá empezar a leer las noticias por atrás, porque internet manda.

Los periodicos leidos por internet, no tienen orden. El orden lo pones tu mismo. Así que realmente la última pagina no es la que los editores han decidido, sino la que has elegido en último lugar.

Ya sé, ya sé es un cambió nimio, sin importancia. Pero me ha dado por pensar que son estos cambios absurdos lo que cambian todo. Porque son estas cosas las que interiorizamos y hacemos nuestras. Desde ahora, a las generaciones venideras, nadie les va a decir que es lo importante y que no. Podrán elegir ellos, que es primera pagina y que última. Y quiza empiece por los periodicos, pero puede que acabe en todos sitios. Y todas las novelas sean rayuela y cada pelicula tendrá su propió montaje segun su espectador. O quizá no.

Tratar de adivinar el futuro, es un acto más de fe, que de ciencia. Por eso nunca me fio de los videntes, ni de mis predicciones. Ahora, fijense en el recuadrito que tienen los periodicos digitales a la derecha, bajo el epigrafe de noticias más vistas. Se quedarán fasciandos con los números uno.

jueves, 19 de febrero de 2009

Mi ascensor ya no vota

Mi ascensor ya no vota. Supongo que esto para nadie es una gran noticia, pero a mi me ha trastocado la existencia. El caso es que en los 21 años que llevo viviendo en esta casa, mi ascensor ha sido siempre un constante susto para mis visitas. Porque en vez de decelerar poco a poco hasta llegar a detenerse, mi ascensor se detenía de golpe. Lo que provocaba un pequeño salto hacía arriba. Esto claro, para quien no lo conociese. Porque los que viviamos aquí, sabiamos el momento exacto para hacer fuerza contra el suelo y quedarnos ahí.

Pues bien, después de todo una vida, han decidido arreglarlo y a mí me tiene a maltraer. No me acostumbro. Todavía cuando llega mi piso, sigo haciendo ese movimiento absurdo para no salir despedido hacia el techo. Pero claro, ya no sirve para nada.

¿Por qué ocurre esto? La conclusión que yo he sacado con todo esto es que mi cuerpo no se fía. Llevo tanto tiempo en posición de defensa que, aunque ahora las cosas están bien, no puede cambiar de posición. Se ha acostumbrado. Vive esperando ese pequeño salto y no puede evitar contraerse.

Cada vez que abró la puerta del ascensor, me siento completamente idiota. Como si no fuese capaz de habituarme a lo bueno.

Pero tranquilos sé que algun día, dentro de un tiempo, me montaré en el ascensor de algún amigo y cuando llegue a su piso, me sorprenderá un pequeño salto que me hará perder contacto con el suelo. Entonces me reíre y pensaré en los días que mi ascensor votaba.

Una de breves

"Cuando llegó al centro del laberinto, comprendió que empezaba a estar perdido"

martes, 10 de febrero de 2009

Costumbres de escritor

Cuentan que los conserjes de la universidad de Salamanca oyerón aporrear la puerta principal en mitad de la noche. Creyendo que sería algun gamberro, los pobres bedeles bajaron con palos y con lo que buenamente pudieron aprovisionarse. Pero al abrir la puerta no se encontraron a ningun gamberro, ni siquiera a un estudiante, si no al mismisimo Miguel de Unamuno. Don Miguel, que vivía a apenas uno metros, venía echando pestes "¡Así uno no puede escribir! ¡Es imposible!" Los empleados, tras pasar un momento de inseguridad, se interesaron por lo que le sucedía. Don Miguel les grito: "¡Papel! ¡No tengo papel!" Uno de los conserjes se acerco corriendo a una de los despachos y le dió un taco de folios. Don Miguel se lo agradeció, tomo las hojas de papel y se sento en un banco del pasillo. Se quedo como mirando al infinito uno segundos y, ante la cara atonita de los conserjes, cogió un folio y comenzó a doblarlo hasta conseguir una pajarita de papel. Cuando la terminó, cogió otro papel y fabricó otra pajarita de papel, que dejo junto a la otra. Así continuo hasta que hizo una formación de ocho pajaritas. Entonces se levanto y dijo: "Ahora ya puedo seguir escribiendo". Y se marcho dejando atras las ocho pajaritas y el taco de folios.


Obviamente esta anecdota es inventada, pero esta basada en dos hechos ciertos, uno: Unamuno tenía la casa llena de pajaritas que fabricaba mientras escribía y dos: los escritores somos animales de costumbres. Necesitamos preparativos, manias, talismanes... lo que sea, pero algo que nos haga arrancar.

En mi caso, es muy sencillo. No escribo nada hasta tener una primera frase. Si tengo una primera frase, la escribo y luego todo fluirá. Pero no es nada facil encontrar primeras frases, es más diría que es lo más complicado. Así que tengo que tener un sistema. Eso consiste en sentarme en mi silla, abrir internet y buscar sobre lo que quiera escribir. Comienzo a leer cosas que realmente no me interesan, pero esas primeras paginas me hacen recordad cosas que me interesan más. Así voy saltando de lectura en lectura hasta que algo hace clic y tengo mi primera frase.

Que ha ocurrido estas semanas; que por problemas técnicos no he tenido internet. Así que era para mi imposible escribir. Sirva esto a modo de excusa para mis lectores.

domingo, 25 de enero de 2009

Perder contra el gordo de Minnesotta

"Look at the way he moves: like a dancer..." Eso era lo que decía "Fast" Eddie Felson ,alias "Paul Newman", sobre El Gordo de Minnesotta. Y lo decía mientras estaba perdiendo la partida de su vida, en un billar de mala muerte, borracho y a punto de quedarse sin un dolar. Pero es que señores, era El Gordo de Minnesotta.

Cada día que entró en la estación de Ciudad universitaría, me gusta mirar los versos inscritos en una de las paredes

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
como todos los jóvenes, yo vine a llevarme
la vida por delante.

Y es entonces cuando me acuerdo de mis Gordos de Minnesotta. Aquellas cosas en las que pense que era único y sin embargo un día me di cuenta de que no era tan bueno.

Siento mucha verguenza al confesar esto, pero de adolescente estaba seguro convencido de que yo iba a ganar el Premio Nóbel de Literatura. O a lo mejor no, pero sería uno de esos escritores malditos a los que siempre se nombra en los articulos de "Escritores injustamente olvidados por el jurado sueco". Como no lo iba a creer, no había conocido a nadie que escribierá mejor que yo. Pero entonces llego mi Gordo de Minnesotta.

Tuve que hacer tres veces la prueba para entrar en la escuela de Cine, la primera vez pense que simplemente me había puesto nervioso en la prueba de escritura y no había podido sacar todo mi potencial. El segundo año me echaron después de hacer la entrevista con los jerifaltes de la Escuela, supuse que no les había caido bien, cosa que no tenía nada que ver con mi escritura. Pero al tercer año entre en la escuela y descubrí el porqué de mi no acceso los años anteriores, había gente que escribía mejor que yo.

Eso me causo un profundo ataque a mi autoestima. No solo veía lejos las fiestas en suecia, es que ya no veia nada a mi alrededor. Así que durante tres años, me pase diciendo: "Look at the way he moves: like a dancer..." Admirado por lo que podían hacer otros y yo intentaba con desigual resultado.

Entonces un día llego Salinger. Yo nunca había leido nada suyo, porque estaba muy enfadado con su primera pagina del "Guardían entre el centeno" en la que repetía una y otra vez que los del cine eran unos mentiroso. Pero un día llego a mí de nuevo y lo entendí, lo entendí tanto, que quise escribir como lo hacía él. No "como" él, si no como lo hacía él, sin Gordos de Minnesotta. Solo escribir por escribir, sin querer ser el nuevo nadie. Sólo escribir.

Recuerdo que esa noche me sente y escribi durante horas. Termine un relato, un buen relato, porque no iba destinado a nadie, porque no tenía el sabor del miedo. Porque como "Fast" Eddie Felson al final de la pelicula, cuesta descubrir que la única forma de no perder contra el Gordo de Minessotta era no competir contra él.

lunes, 19 de enero de 2009

¿Como se marca un libro?

Elegir un libro es siempre un peso. No conozco a nadie que ame leer y que entre en una librería vea un libro que le guste, lo compre y se marche. Decidir con cual te quedas es como sentarse en clase el primer día de instituto, si eliges mal, nada va a cambiar en tu vida, pero si eliges bien al sentarte, puede que encuentres a tu mejor amigo. Así fue como encontré yo a mi mejor amigo.

Por eso cada uno de sus cumpleaños le regalo un libro "por algun motivo" como dice él. Le regalo un libro para que cambie su vida. Este año le he tenido muy dificil, he buscado y buscado y nada me convencía. Así que mientras revisaba las librerías y me desesperaba por no encontrar nada, recordé la cita con que comienza uno de mis libros favoritos "Yo supongo que los abogados tambien fueron niños" El libro es Matar a un ruiseñor y en aquel momento pensé que podría ser "el libro", pero no sabía porque.

De camino a la caja, mientras pensaba en porque ese libro y no otro, se me ocurrió que a lo mejor podría regalarle un marcapáginas bonito, para exculpar mi absoluta falta motivación. Fue entonces cuando mi parte racional se enfado con mi parte sentimental y lo echo una buena reprimenda. Porque mi parte racional sabe perfectamente que los marcapaginas no se eligen como los libros, se encuentran.

En mi corta formación como lector, jamas he utilizado un marcapaginas fabricado para ser usado como tal. Los marcapaginas siempre fueron otras cosas, reutilizadas como marcapaginas. Y por supuesto ligados a un solo libro. Mucha gente recuerda la música, el lugar, el olor en el momento en que leyeron un libro, yo suelo recordar los marcapaginas que use para ese libro. Asi recuerdo el dolar que me encontré en San Fermin entre las paginas de "Alpe D´Huez" o la oferta de dos cervezas por una de un bar de Leganés al final de "Un hombre solo".

Sobra decir que jamas doblo la esquina de un libro (me parece un crimen tan multable como mear en la calle o gritar en la noche). Aunque tambien muchas veces no uso marcapaginas, sobre todo en thriller con mucha trama, porque así tengo que recordar porque parte de la trama iba hasta encontrar la pagina en la que lo había dejado.

Pero sin duda lo que más me gusta de los marcapaginas, es encontrarmelos con el paso del tiempo. Abrir un libro y encontrarme aquellos tickets de autobus de Oxford Street o prestarselo alguien y que al devolvemelo me diga "tenía esto" y sea un esquema de mis clases de historia de hace diez años.

En fin que no seais de esa gente que se compra un mercapaginas new age y lo utiliza para el resto de la vida. Fijaros la de cosas que os perdereis.

sábado, 10 de enero de 2009

Seductor de historias

Los periodicos estan hechos para leerlos en el desayuno. Esa es una verdad que muy pocos conocen, porque nadie vive en una serie americana y aquí nadie nos va a dejar el periodico en la puerta, mientras se calienta la leche en la cocina. Por suerte yo tengo a mi padre, que al menos los fines de semana me tiene el periodico preparado, para cuando yo decida salir de la ducha.

Y digo que los periodicos estan hechos para leerlos en el desayuno, porque se leen de otra manera. No solo por empezarlos por la última página como mandan los canones, si no porque mientras desayunamos todo va a otro ritmo. Yo puedo asegurar que muchos días tardo más en desayunar una tostada, que en comer dos platos y postre. Y cuando leemos con ese ritmo cadencioso, nos detenemos con casi cualquier articulo y así podemos descubrir articulos como este

Mientras leis el articulo, os cuento que este chico es un fantasma y que este articulo no es más que una pequeña promocion que le han dejado hacer sus compañeros del pais de su primera novela, que aun no se ha publicado.

El caso es que el articulo me ha gustado, y mucho. Me ha hecho recordar una bonita intimidad que nos conto un famoso guionista español, del que no voy a dar el nombre. Un día su novia entró en casa, llena de bolsas de la compra y le descubrió envuelto en lagrimas, tumbado en el sofa. La chica tiro todo al suelo y corrió a preguntarle que le pasaba. Él, lloraba tanto, que era incapaz de decir nada. Ella mientras le tanteaba con hipotesis horribles: Ha muerto tu padre, tu hermana a abortado. Y él respondio a todo que no con la cabeza. La chica por fin consiguió calmarle y él, aun moqueando, le dijo: tienen que separarse, no pueden acabar juntos. La chica entendió todo al momento y se fue a recoger la compra. Estaba hablando del final de su guión.

Yo no soy tan fiel con mis creaciones. Salvo uno o dos grandes amores en mi vida, al tiempo, suelo descubrir que no eran tan interesantes como yo creía al principio. Así que los abandono sin piedad, porque a mí, al reves que en la vida, la parte que más me gusta es la de la sedución. Ese momento en que una historia empieza a seducirte, y aunque aun esta en penumbras, no te decides a escribirla. Sabes que te gusta, pero a lo mejor no está hecha para ti, así que dejas pasar un tiempo entre vosotros. Entonces, empezais a pasar mucho tiempo juntos, ella te descubre nuevas cosas y tu vas cayendo poco a poco en su red. Hasta que un día en un autobus o mientras duermes, algo hace clic en tu cabeza y piensas; creo que voy a intentarlo.

Yo ahora ando en amores con una historia de casualidades, de la que no sé que pensar, puede que sea un de los tres grandes o quizá sólo un amor de invierno. Pero como dice Use Lahoz !Qué viva el amor¡ aunque sea literario.

viernes, 9 de enero de 2009

La pertiga del funambulista

Fue la pertiga lo que les saco de sus ilusión. No, aquel hombre no estaba flotando en el aire, pero durante unos minutos lo pensaron. Fue el siete de agosto de 1974, cuando cientos de personas se arremolinaron entre las dos Torre Gemelas, para mirar a un hombre caminar a más de 452 metros de altura. A causa de la distancia, nadie de los que estaban abajo pudo ver el cable sobre el que estaba subido. Para los que pisaban tierra firme, aquel loco caminaba sobre el aire.



El loco se llamaba Philippe Petit y estuvo más de cuarenta y cinco minutos subido entre las dos torres, con policias a los lados esperando a que terminara detenerle. Durante esos cuarenta y cinco minutos fue de lado a lado, hizo saltos, se sento en el medio de la nada y hasta tuvo tiempo de saludar a varios de sus admiradores.

Pero lo verdaderamente emocionante es verle bajar esposado, aun con su traje negro de trabajo, y contestar a la única pregunta que le hacían los periodistas: Why? Why? El tipo se giro con una sonrisa y les contesto con su acento frances: There is no why.

Eso me hace pensar que la mayoría de veces que somos valientes y nos la jugamos a una carta, lo hacemos sin sentido. Puede que nos salga bien y puede que nos salga mal, pero tenemos que hacerlo.

domingo, 4 de enero de 2009

Juegos para señores bajitos

Una de mis anecdotas favoritas de la historia de la literatura tuvo lugar en la decada de los veinte. Al escultor George Frampton le pidieron que esculpiera una estatua especial para ponerla en los jardines de Kensington. La estatua quedaría cerca del islote de los pajaros, donde muchas tardes, un señor con la capacidad mover las dos orejas a la vez, les contaba historias a los niños de la familia Davies. Historias sobre un niño que dormía en un nido construido con un billete de cinco libras que el poeta Shelley olvidó en el parque, con un extraño oficio, el de cavar un tumba y eregir un lapida para los niños que se perdían en el parque y morían de frio y con un habílidad peculiar: La de no crecer nunca. Así que cuando Barrie (o el señor que movía las orejas) entró en el taller de Framptom, no dudo un segundo en distinguir a Peter Pan.

Tanto le gustó la estatua que le Barrie le hizo una petición al escultor; que la instalación de la obra en los jardines se realizara de noche. Framptom quisó saber el porque de aquella petición, pero el dramaturgo le dijo que sólo se lo diría a la mañana siguiente de que colocaran la escultura.

Así, como unos ladrones, muchos obreros y una grua irrumpieron en mitad de la noche en los Jardines de Kensinton cargando con una estatua gigantesca. Terminaron al borde del amanecer y Framptom decidió esperar al escritor al pie de la estatua. Cuanto este apareció durante su paseo matutino. El escultor corrió a preguntale el porque de aquella petición. Entonces aquel escoces bajito y algo escualido le dijo:

- No te has dado cuenta. Ahora los niños creeran que las hadas lo han puesto ahí.

Todos creyeron que fue un gesto precioso hacía los niños, pero de lo que no se dieron cuenta es que el propio Barrie era el más niño de todos. Porque como dijo él mismo "El horror de mi infancia era que yo sabia que se acercaba el tiempo en que debería renunciar a mis juegos y eso me parecía intolerable. Entonces resolví seguir jugando en secreto"

Yo no sé el resto de los escritores, pero un servidor escribe exactamente por eso. No por acercarse a la verdad, no por hacer sentir a otros, por supuesto no por la fama. Un servidor lo hace porque es el juego más divertido al que uno puede jugar.

Así que ya sabéis, si esta noche los reyes no os traen el scalextric que llevais pidiendo desde los diez años o los calzetines no son de vuestra talla, recordad que siempre hay una hoja en blanco por ahí suelta.


Cuando por los altavoces anuncian que se ha perdido un niño, siempre pienso que ese niño soy yo. Ramón Gomez de la Serna