lunes, 24 de noviembre de 2008

Actor´s studio

Si alguien alguna vez hiciera una serie sobre superheroes-guionistas, sin duda alguna nuestra nemesis, nuestro enemigo aferrimo serían los supervillanos-actores. La frición entre actor vs guionista ha existido siempre y siempre existirá. Son dos polos apuestos, condenados a estar unidos por la espalda. Pero tengo que decir que el sabado me entendí algo a los actores.

No, no me refiere al mundo de los eleogios y los flashes de camara... No, eso me sigue aburriendo como siempre. Es algo que tiene que ver con el arte de "contar historias". Los actores se quejan siempre de que "prefieren el teatro al cine, porque en las tablas puedes ver la reacción del publico" Hasta ahora esto me había parecido una soplapollez del estilo de "Un actor tiene que conocer a su personaje, desde que nació" ( Y yo me preguntó, que antecedentes utilizaría la actriz de Espinete". Pero durante la proyección de mi corto, me di cuenta de que en el fondo soy un actorcillo más.

Como era la tercera vez que veía el corto, que lo mejor era fijarme en las reacciones del publico. Y, maldita sea, durante los diez minutos nadie hacía nada. Parecian zombis o yonkis de pitis, nadie pestañeaba, nadie cuchicheaba y sobre todo, nadie reía, teniendo un cuenta que era una comedia... Mi moral empezo a decaer hasta puntos muy bajos.

El corto terminó y llegaron los aplausos, pero eso no ayudaba, los aplausos a mí siempre me suenan a premio de consolación. Salimos fuera y entonces todo cambio, la gente me decía con una sonrisa en la boca, no lo mucho que le había gustado (eso se dice siempre) sino lineas de dialogo con las que se habían reido o defender un final u otro, segun su opinión. O sea, hacer lo que hacemos todos cuando una peli nos ha gustado, hablar de ella despues de salir del cine.

Pero yo al oir todo esto, solo podía pensar en una cosa "¿Por qué no os habeis reido antes? ¿Por qué cuando oisteis ese dialogo, la sala parecia ser un museo? ¿Por qué?!" Y me di cuenta; el cine no es como un mal chiste, al que responde de inmediato, el cine es un buen truco de magia al que no dejas de prestar atención.

Así que que los actores se queden con sus reacciones, yo prefiero ser un ilusionista. O al menos, un buen trilero.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Hoy es noche de historias

Como cuando varios pastores se encuentran en las sierras de la trasumancia, está noche es noche de historia. Eso que quiere decir? Que me reuno con muchos guionistas, con mucho alcohol y con mucho tiempo sin vernos. Y eso en mi vida suele significar una cosa: nuevas historias.

La excusa es que el sabado nos dan los diplomas de la ECAM, pero tranquilos, cuando vuelva escribiré, pero no de ese acto tan aburrido, si no de lo que nos pasar esta noche.

Así que, hasta pronto, lectores. Sigo intentando volver.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Noches de Lenceria

Continuemos con el blog, como si las dos semanas pasadas no hubieran pasado. Bueno, sí, porque en este tiempo me dió por revisar post antiguos y eso me hizo ver una cosa. Empece este blog con el animo de contar historias que me hubieran ocurrido a mí y poco a poco fui evolucionando a contar historias que me gustaban. Como creo que el equilibrio no es imposible, pues desde ahora intercalare ambas.

Pero hoy vuelvo para contar uno de mis absurdas historias de un noche de verano. Todo comenzo con un sms de D. desde la fiesta de A.: Hay muchas mujeres, más de cuarenta y todas te estan esperando... Obviamente no tarde ni medio segundo en irme a duchar y cambiarme de gallumbos (y aquí amigos, estuvo el quid de la noche) Decidí ponerme uno calzoncillos nuevecitos que mi madre me había comprado hacía un par de semanas. Son negros, de una tela suavecita, suavecita y además no tienen costuras. Un placer para mis genitales.

Total que yo iba en el metro camino de casa de A. pensando en que con esos calzoncillos, maldita sea! Algo tenía que caer. Salí de la estación de la Latina y seguía pensando en mi ropa interior: "que libertad, que placer, es el septimo cielo de la entrepierna" Cuando de repente pase por una tienda de lenceria y mire su tipico escaparate con sus mujeres en pijamas y sus sujetadores desparramados por la tarima. Y entonces lo vi, era un poster con una mujer rubia mostrando orgullosa su culo, enfundado en... enfundado en... enfundado en mis calzoncillos!! No eran calzoncillos, eran bragas!! Pero que Demonios... Iba a una fiesta con cuarenta busconas y yo con bragas... Con bragas!!!!

Pense en volver a casa, pero Leganés esta muy lejos de cualquier fiesta con mujeres. Así que durante el trayecto hasta casa de A. pense miles de excusas, por si aquella noche tenía la suerte de que me bajaran los pantalones; "No, no son bragas... Es la última moda, ropa interior unisex" "Bragas? Bragas? Estos me los trajaron directamente de la pasarela Cibeles" "Por favor puedes apagar la luz, es que me da verguenza..."

En fin que llegue a la casa y aquella fiesta era lo que yo pensaba y más. Muchas mujeres, pocos hombres y todas borrachas. Vi a mi amigo D. tumbado en el sofa, con un cubata y gritandole a todas las chicas: "Ahí está Corrales". Y mientras media fiesta se giraba hacía mí, yo solo pensaba "que nadie se de cuenta de que llevo bragas, por favor"

Pase los primeos quince minutos, a ladito de D., acojonado, lo que menos me apetecía era hablar con ninguna chica. Pero entonces apareció mi amiga A. y me dijo:"Voy a presentarte una a una a las chicas de la fiesta" Y cada vez que me daba dos besos con alguna de aquellas chicas, volvía aquella risa temblorosa de mis quince años.

Total que la noche fue pasando y a mi se me olvidaron mis bragas. Fui de grupo en grupo hablando con todo el mundo, hasta llegar a la pista de baile (Sí la casa tiene un salón pista de baile) Entonces mis pies comenzaron a seguir los pasos de corista del tropicana de mi amigo D., estabamos en la cresta de la ola. Incluso hubo quien nos hizo un circulo para vernos bailar. Pero fue en ese momento cuando me di cuenta. Se me caian los pantalones, no es que fuera uno de esos "la hebilla a la altura de mi ojete" pero se dejaban ver mis bragas. Total, que lo único que pudo hacer fue sentarme en un sillón y ver como el resto de la gente, se pasaba el gran fieston.

Un par de horas sentados en el sofa fueron suficiente para que me aburriera y decidiera irme a casa. Me acosté y pase la resaca como pude, pero cuando fui consciente de la situación de la noche anterior, me lance a google y busca calzoncillos de hilo escocés, que es lo que ponía en la caja de los gallumbos. Y para mi sorpresa descubrí dos cosas al ver una pagina: una, no hay que dejar que las madres compren nuestra ropa interior y dos, existen los calzoncillos de hilo escoces y son para muy machos. So, la noche anterior había echo en el ridiculo.

Espero que este post le sirva a alguien de aprendizaje y si no, al menos que alguien se haya leido.

Un placer estar de vuelta.

jueves, 6 de noviembre de 2008

¿Por qué contar historias?

Desde pequeño me gusta contar historias. Para quien me conozca sabe que soy capaz de explicar cualquier cosa mediante una historia, ya sea falsa o verdadera. Pero desde aquella tierna infancia tambien me di cuenta de que hay épocas en las que no me interesa contar ninguna historia, me parecen todas vanales y sin ninguna gracia, son solo mentirijillas de chaval de barrio. Y por el contrario esa época coincide con una gran ilusión por escuchar historias. Lee vorazmente, elijo películas buenas y en las mesas de la facultad se cuentan historias cojonudas.

Esto es lo que hubiera contado un yo de hace dos días. Pero como estoy por salir de ese estado, voy a contarlo de una forma más interesante.

Los buscadores de perlas suelen ser la persona más famosa de los pueblos costeros. No por sus riqueza, aunque el oficio no esta mal pagado, si no por su capacidad. Para buscar perlas en las profundidades del mar, hay que bajar de forma tradicional, utilizando la vieja tecnica de la apnea, es decir descender sin ningun equipo de respiración, solo aguantando la respiración y dejando actuar a la hipoxia.


El motivo de tal locura es sencillo, pero tragico. Lo más peligroso de la apnea, no es lo que ataca a nuestro fisico, si no mental. El cerebro pierde cualquier referencia espacial, el cuerpo deja mandar señales de peligro y empieza a sufrir alucinaciones. Y es aquí donde entran las perlas; los buscadores dicen que solo en esos momentos de caos total, solo cuando bordean la muerte, es cuando pueden ver las perlas.

Siempre dicen que son las perlas las que las encuentran a ellos y no al reves. Creo que a los escritores no pasa algo parecido, pasamos meses de apnea, buscando y buscando, sin encontrar nada. Y de pronto cuando estamos rayando la locura, encontramos una historia, o una historia nos encuentra, da igual. Yo sigo en mi apnea literaria, esperando ver algo, aunque no sea una perla.