domingo, 8 de junio de 2008

Mi historia personal de deposiciones

No, tranquilos, no vuelvo a mis historias escatoligicas. Deposiciones es una metafora ¿De qué? Intentare explicarlo.

Desde unos meses, para todo lo que escribo, se ha acuñado un termino para lo que escribro, que utiliza algun que otro compañero. Los llaman deposiciones, y aunque en sentido literal, suene fatal, tiene un significado con mucha más miga.

Todo empezo hace unos meses. En una de mis clases de la escuela. Mi profesor M.(Esto de poner el nombre con una inicial y un punto es absurdo) mi profesor Manolo Matji, me dijo que lo que yo hacía no era escribir, era hacer deposiciones. Cagaba pequeñas bolitas, como de cabra y las iba a amontonando. Y en esa montaña, entre tanta pelotilla, de pronto, aparecian diamantes.

Manolo me conoce muy bien y a pesar de mi continuo metodo anaquico para escribir, sabe tener paciencia y esperar para encontrar los diamantes. Por eso, me siento muy orgulloso de que llamen a esto que escribo deposiciones.

Sin embargo, llevo depositando toda la vida, aunque yo no lo supiera. Por eso quiero contar "Mi historia personal de deposiciones"

La hora de la lectura

En mi cole, el Trabenco (Para quien no lo conozca, que bucé un poco en internet, vale la pena conocerlo) la primera hora de nuestras clases se dedicaba siempre a lo mismo. La hora de la lectura. Cogias un libro y lo leias durante una hora. Para mí, aunque no lo creias, era un tortura total. Así en cuanto dieron la oportunidad de escribir en vez de leer. Un servidor saco papel y boli.

Recuerdo una vez que mi profesora le dijo a mi compañero de mesa que leyera lo que había escrito. Era un especie retaila de chistes, con lo que todo nos descojonamos. Cuando termino, todos esperabamos el veredicto favorable de mi profesora, pero ella le hecho una bronca espectacular. Todos nos quedamos tiesos. Después me pidió que leyera. Yo estaba acojonado, yo había escrito sobre una hormiga que trabajaba en el circo, y sin duda aquello estaba a años luz de los chistes de mi compañero. Mientras leia, notaba como mi voz temblaba. Al acabar levante la cabeza, esperando ver sus ojos clavandose sobre mí, pero sin embargo encontre su rostro más relajado. Me dijo "Eso esta muy bien, sigue escribiendo así" Creo que cuando escribo, aun pienso en no escribir una gilipollez, para que no me grite mi profesora.

La revista Lapiz y papel

Era la revista de mi cole, cada curso tenía una pagina en la que podía poner lo que le diera la gana. Cuando estabamos en sexto, nuestra tutora Laura, nos propuso escribir para la revista un diccionario. Pero no un diccionario normal, sino nuestro diccionario. Ella nos daba una tres palabra cada día y las teniamos que deficinir, pero solo las más imaginativas se publicarian. Así, sin saberlo, utilizabamos la ironia, los cuentos, imagenes poetica, lo que fuera para destacar. La cosa fue tambien, que en vez de publicar solo nuestra pagina, nos dejaron incluir un cuadernillo con todo el diccionario. Aun sigo estando orgulloso de haber sido el segundo en incluir más definiciones en ese diccionario.

Tiempo despues descubrí las greguerias de Gómez de la Serna y me gusto saber que a los diez años yo hacía lo mismo que Don Ramon hizo para revolucionar la literatura.

El cuaderno rojo de Cronopios.

Antes de pasar al instituto, Laura, mi profe del colegio me recomendo que escribiera todos los días del verano para mejorar mi caligrafia. Yo como buen alumno, cumplí. Me compré un cuaderno rojo, lo deje en la mesa de mi hermano y me reserve las aburridas siestas en las que no había nada que hacer.

Al principio escribí un par de cuentos sobre animales que hablaban, luego, aburrido de tanto zoologico, empecé a hacer articulos sobre la eurocopa de inglaterra que se disputaba ese año. Pero en seguida me aburrí, así que hastiado y algo perezoso, deje las siestas para jugar. Mi madre al segundo día de juegos , se dió cuenta que yo estaba abandonando mi empresa de escribir todos los días. Me echo una bronca de cuidado y me sento hasta que escribiera algo. Yo me escondía en la excusa de que no tenía nada sobre lo que escribir. Mi hermano Javi lo oyó y sobre mí cayó Cortazar. Me dejo su libro de Cronopio y Famas, con aquella tapa de pasta blanca y un dibujo raro. Me dijo "Mira lo que hace él". Lo lei aquella tarde apasionado. La parte de los cronopios y las famas no la entendí, pero sin embargo la parte de las instruciones me enamoró. Le daba la vuelta a todo, sin decir nada que no fuera verdad.

Cogí todo lo que había escrito en aquel cuaderno rojo, lo arranque y escribí en la nueva primera pagina: "Cronopios". Allí recuerdo haber escrito: Instruciones para abrir una puerta, intruciones para subir una escalera mequanica, instruciones para perderse....

Pedí hace mucho tiempo aquel cuaderno, lastima, sería todo un placer saber como tiene que hacer uno perderse, visto por un niño de doce años.

Lo siento, pero tengo que partir está historia personal de deposiciones, porque no tengo tiempo de escribirlo todo. Mañana la segunda parte.

To be Continued...

3 comentarios:

Jose B. Fernández dijo...

Hola Corra!

Tío, me tienes enganchado a tu blog. Es muy adictivo. Y la manera en la que utilizas tus palabras es genial, así como tu manera de ver la vida. Como decía el guionista con Ray Ban, sigue escribiendo, no nos prives de tu arte. Un guión de comedia en tus manos... una joya. Saludos.

Corra dijo...

Gracias J, se agradece mucho estos comentarios. Y tranquilos que tengo cuerda pa rato.

Por cierto, aclarate que yo no hago comedia, solo drama muy exagerado.

Un placer tenerte como lector.

Jose B. Fernández dijo...

Lo de comedia lo digo porque lo que cuentas es bastante dramático pero lo cuentas con un estilo y unas maneras que hacen que salga la sonrisa. Y que cuentes drama de una manera tan irónica y que parezca una comedia... eso no lo hace mucha gente. Un abrazo.