viernes, 8 de agosto de 2008

El corredor Piquemal

"...es como el corredor de fondo que, apunto de alcanzar la meta codiciada, se detiene sorprendido y mira a maestros y condiscípulos y abandona, es decir, que se queda en lo suyo, que es una estética del desconcierto. A mi Walser (el autor se refiere a Robert Walser) me recuerda a Piquemal, un curioso sprinter, un ciclista de los años sesenta que era ciclotímico y a veces se le olvidaba terminar la carrera"

Este es un fragmento del libro que me acompaña en estos momentos, Bartleby y Compañia, de Vila- Matas. Y me acompaña no solo fisicamente, sino también literariamente. Desde que leí esta linea sobre Piquemal su historia empezó a rondarme la cabeza. Es una metafora preciosa y a la vez horrible. Alguien que toda su vida por algo y cuando se acerca su meta, se olvida de ella.

Me pareció una buena historia y no una mera anecdota para un libro sobre escritores que no escriben. Así que me decidí a escribir algo, no pense en qué, solo pensé en que a alguien le gustaría escuchar esa historia y me puse manos a la obra. ¿Y por donde comienza a escribir un escritor del Siglo XXI? Respuesta: Google. Entonces llega la sorpresa, Piquemal no existe. . Busco en archivos de periodicos franceses, en blog de ciclismo, etc... Hasta llegar al archivo del tour de francia, con todos los corredores que han participado en la ronda gala. Ni rastro de Piquemal, ni si quiera un nombre cercano con el que pueda confundirse, Pequemal, Piquimal. Nada.

Entonces veo la mano larga del escritor. Es una invención, una mentira, un fake. Mejor que eso, es un momento de extasis. Si leis las tres lineas anteriores a la de Piquemal, ya cuenta la historia, pero carece de gracia. Es una metafora pura, con un corredor indefinido, en una carrera indefinida, de un pais indefinido. A nadie le llega, pero entonces introduce un nombre, Piquemal, nombre lo suficientemente francés, como para que todos lo asumamos sin que el lo diga. Después le da una profesion, ciclista y para los que somos seguidores de este deporte, una forma de ser, sprinter o sea un loco. Después se inventa el porque, una enfermedad, es ciclotimico. Suena bien, nos lo creemos, los ciclotimicos no olvidan, saltan de la euforia a la depresión como los piñones de una bici (Por seguir con el juego). Quiza podría ver la meta y bajarse de la bici, desesperanzado, pero no olvidarse. Y por último da el dato que más me gusta, un ciclista de los años sesenta. Alude a su infancia, nos hace entrar en un terreno nebuloso en el que todo vale. Si alguien se le echa encima puede argumentar que la memoria le jugo una mala pasada, que ya esta viejo.

La verdad: Vila-Matas es un buen escritor. Y a lo mejor todo esto es verdad y Piquemal existió y corrió, pero no el tour, y un día subiendo un puerto, a pocos metros de la meta, se bajo de la bici y dijo que no corría más y desde entonces es una leyenda solo apta para entendidos. Pero permitenme que lo dude. Un escritor escribe grandes mentiras, la verdad la dejamos para otros profesionales. Por eso en cuanto vea la menor oportunidad, alguien me oirá decir: Esto me recuerda a Piquemal, aquel sprinter francés que....

Gracias Señor Vila-Matas, me ha conseguido que pase un par de buenas tardes con el corredor Piquemal.

2 comentarios:

Félix dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Buscando estaba a Piquemal, por idénticos motivos que los tuyos. Mi primera parada ha sido tú página, así que ya no busco más. Piquemal paraba antes de llegar a meta, algunos escritores nos meten en carreras por carreteras que no existen. Gracias les damos por ello.
Un saludo.