miércoles, 13 de agosto de 2008

Filósofos de Barrio

A última hora de la noche, ya solo quedamos J. y yo. Estamos sentados en una de las mesitas junto a la Residencia , con la unica litrona que nos queda. En el parque no se ve ni un alma. Decidimos que nos vamos cuando se acabe la última gota. Yo entonces le pregunto si M. está mejor, J. pone cara de no querer hablar del tema, pero contesta. Ha hablado con él por telefono y le ha encontrado mejor. Yo le digo que no es para tanto, que solo es una chica y que debería salir de casa. J. me dice que esas cosas no son faciles. Entonces hablamos que cuando lo ves desde fuera todo parece sencillo, pero cuando te pasa a tí, no tienes ni idea de que hacer. Recordamos aquel invierno en el que me comportaba como un capillo y esperaba cada día al cartero, en la esquina de mi calle, por sí traía carta del extranjero. Yo intento defenderme, pero no tiene defensa. Él me dice que no me preocupe que ha hecho cosas peores y que seguro que M. está pensando en hacer cosas infinitamente peores. Entonces cae la litrona, está vacía. Los dos sabemos que tenemos que irnos. J. me dice que mire la pared de la residencia. Yo la miro y no veo nada de particular. "Ves, aquel azulejo. El que está lleno de mierda" Yo lo veo " Es el único que está sucio en toda la pared, sin embargo hace que parezca que toda la pared está sucia. Pues así es el amor, si ese azulejo está sucio, ya puede estar el resto limpio, que va a dar igual. La pared está sucia" Nos despedimos con un abrazo y nos marchamos a casa. De camino voy fijandome en las paredes y en si estan sucias o no. Entonces me pregunto cual de todas ellas puede ser como mi vida.

No hay comentarios: