lunes, 26 de octubre de 2009

De Valladolid y otros (ligeros) triunfos

Solo tengo una copa. De pequeño reserve un estante entero encima de mi cama, para obtener trofeos, pero solo tengo una copa. Todo lo demás estaba vació, hasta que de adolescente decidí que dado a no ganar nada, preferiría rellenar ese estante con recuerdo de viajes (que de alguna manera tambien son triunfos) Pero lo más curioso de todas está historia es que la dichosa copa no fue por ser primer, sino por ser segundo. Pero sino hubiera sido segundo no habría copa. Me explico.

Como todo buen hijo de emigrante, tengo un pueblo. Como buen niño de extrarradio, pasaba los veranos en ese bonito pueblo. Como todos los bonitos pueblos para los veranos allí para los niños son aburridos. Así que cuando aquel año la comisión de festejos decidió crear unas especie de olimpiadas para niños, yo me apunte a la gymkana, a las carreras y todo aquello que pudiera subir en plenas fiestas a recoger una copa. Yo baraje mis posibilidades y deduje que mi mejor opción iba la natación, no por mi gran capacidad acuatica, sino porque era de los pocos niños de mi edad que sabía nadar.

Así que allí me presente y en la linea de salida me encontre con otros tantos niños de extrarradio igual de aburrido que yo, y con una niña del pueblo. Cuando dieron la señal, todos nos tiramos al agua y quedo claro que ninguno eramos Jhonny Weismuller. Yo en vez de ir recto, me dedique a ir haciendo zic-zac, con la consecuente perdida de tiempo en levantar la cabeza y decidir donde estaba la linea de llegada. Aun y así mi actuacion podia considerarse digna comparada con la chica del pueblo, tuvo que poner el pie en tierra para no ahogarse, tomar aire y reanudar el camino para llegar la última. Yo llegue segundo y el único chico que decidió ir recto todo el rato, llego primero. Aunque no había ganado, estaba muy contento, porque el segundo tambien recibía una copa.

De modo que el día grande de las fiestas, yo estaba como loco porque la dichosa orquesta hiciese ya un descanso y por fin me nombraran delante del pueblo. Creo que en el fondo de mi albergaba la fantasia de que al bajar, sería un chico famoso en el pueblo y se acabarían los veranos aburrido (Cosa que no sucedió, obviamente). Poco después de las doce informaron que los ganadores de copa subieran a la parte derecha de la iglesia, una zona en penumbra desde la que se podía acceder al escenario. Allí me encontre con el chico que decidió nadar recto y, como buen participante, le di la enhorabuena. Empezaron a nombrar a gente y más gente y a mí aquello se me hacía insoportable. Así hasta que empezaron a nombrar los ganadores de natación. No sé porque pero cuando dijeron mi nombre me entraron ganas de mear. Subi y un fogonazo me deslumbró, no veía absolutamente nada, así que como pude tome mi premio y volví por el camino. No había sido como soñaba, pero estaba contento. Para mi sorpresa, lo primero que vi al recuperar la visión fue al niño que nadaba recto. Y digo para mi sorpresa porque a mi espalda estaban anunciando el ganador de natación. Al darme la vuelta pude ver a la chica del pueblo que casi se ahoga recogiendo la copa como ganadora. Aquello me indigno sobremanera, intente que el chico reclamara o hiciera algo, pero como buen chico de extrarradio el niño que nadaba recto paso de meterse en lio y problablemente a estas horas de la vida habrá olvidado este episodio.

Yo por mi parte estuve indignado cinco minutos y luego decidí celebrar lo mio, aun pensando que aquello tenía un profundo significado. Casi veinte años después aun no lo he encontrado, pero cada vez tengo más claro que lo tiene. Todo esto viene porque hace una semana en un concurso/festival llamado Off Valladolid, que consistia en rodar en grupo un corto en 24 horas, nustro grupo fue el ganador y este jueves estrenamos el corto por segundo año consecutivo en Seminci. Creo que es la primera vez que gano algo, pero para ironico final, como era el primer año del concurso a nadie se le ocurrio comprar una copa o estatuilla. Así que pese a que gané, no tengo nada que poner en mi estante de premios. Ya lo decía, ironico final.

4 comentarios:

Pedro de Paz dijo...

He descubierto este blog por casualidad. Peculiar e interesante. ¿Así que de Leganés, escritor y del Atletí? Chico, es que te pillan todas las desgracias del mundo mundial. :-D

Un cordial saludo,
Un escritor de Alcorcón (sólo me falta ser de Atleti).

Anónimo dijo...

Enhorabuena por tu premio (aunque no haya copa que puedas lucir que atestigüe tu premio). Si ya se que tu algún día triunfarás en esto. Y la anécdota de tu pueblo... muy reveladora sobre la vida (en general). Y como anónima seguidora me gustaría que publicases con mayor frecuencia

adaev dijo...

yo sólo tengo medallas,las copas las llevo puestas de cuando en cuando,no presumo de medallas porque mi desgracia es que en todo lo que he participado he quedado segundo siempre,no sólo en competiciones atléticas o infantiles,si no en todo,en mis relaciones personales,en mi vida,en certámenes de poesía,en mi matrimonio,en ser del atleti y para colmo del rayo...que te voy a contar...me encantó tu voz,volveré

Anónimo dijo...

Oye... ¿dónde te has metido? Echo de menos tus cartas